Mis primeros juguetes

Hola!!

El otro día recibimos en casa un paquete muy especial porque venían dos juguetes súper chulos para mi hermanito Martín, aunque yo también juego con él y se los enseño, ya que él aún es un poco pequeñito aunque siempre mira embobado.

Se trata de los juguetes de Fisher Price: Nutria Hora de Dormir y Llama cojín Activity, ambos a partir de 0 meses.

Nutria Hora de Dormir

Es un peluche de relajación que tranquiliza al bebé tal y como lo haría mamá. Su barriguita acolchada se mueve de arriba a abajo imitando la respiración para que el bebé se calme de forma natural, junto con más de 30 minutos de música, efectos de sonido y luces relajantes. El tejido es muy blandito y suave, y es ideal para desarrollar las habilidades sensoriales como los sentidos del tacto, vista u oído por su música y luces relajantes.

Llama cojín Activity

La llama Grow-with-Me Tummy Time de es un compañero al que abrazar y con el que jugar durante el crecimiento del bebé. El cojín de juguete sostiene al bebé mientras pasa del juego boca arriba al juego boca abajo y se estira, se sienta y se los lleva para jugar donde quiera.
La amigable llama viene con una mantita con bolsillos y tres juguetes, incluido un espejo que puedes enganchar a la hoja en la boca de la llama o a la alfombra de juego. Es ideal para descubrir todas las marcas, sonidos y texturas de la bonita llama, porque aprender es divertido. además, este juguete sirve para desarrollar habilidades sensoriales y motricidad gruesa, ya que la llama sostiene al bebé mientras levanta la cabeza y se da la vuelta para jugar boca abajo, fortaleciendo el cuello y los músculos abdominales.

Nuestra opinión

Después de probar ambos juguetes los recomendaríamos porque a primera vista ya llaman la atención por lo bonito y suaves que son. Luego, una vez los usas, te enamoran por sus funciones, sonidos y estímulos para el bebé.

A Martín aún la llama no le presta mucha atención (acordaros que aún tiene 3 semanas), pero la nutria le gusta mucho para calmarse y escuchar sus canciones. ¡Se queda embobado!

Muchas gracias a Madresfera y FisherPrice por este proyecto para descubrir nuevos juguetes para el recién nacido.

Saludos,

Mamitengounblog

@miriam_peralvarez

La hora del baño

Hola!!

El otro día bañamos por primera vez a mi hermanito, tres días después de que se le cayera el cordón umbilical.

Todos menos mamá apostamos a que Martín lloraría. Ella, en cambio, apostó que estaría tranquilo. Pues bien, todos ganamos. Al principio, Martín estuvo mucho tiempo tranquilo y parecía que estaba disfrutando del baño. Pero cuando mamá empezó a ponerle agüita por la cabeza para aclararle, empezó a llorar. Luego, fuera y envuelto en la toalla, se volvió a calmar.

Aquí os dejamos algunos tips para que la hora del baño os resulte una agradable experiencia 😀:

1. Temperatura exterior

En verano igual la temperatura del exterior está bien, pero en invierno es conveniente usar una estufa o calefactor para conseguir un ambiente cálido y calentito, para que el bebé no pase frío ni al entrar ni al salir del baño.

2. Temperatura del agua

Hay que tener en cuenta que el agua del baño no esté ni muy fría ni muy caliente. Lo ideal es usar un termómetro de agua para conseguir una temperatura de unos 35 a 37 grados, igual que la temperatura corporal. Si no tienes termómetro, puedes usar el codo o la muñeca porque esas partes del cuerpo son más sensibles.

3. Ambiente relajante

Para que el bebé consiga relajarse y disfrutar del baño, es conveniente que hagamos de la hora del baño un momento relajante y agradable. Para conseguirlo, es buena idea hablarle con calma y amor al bebé, hacerlo todo poco a poco y sin movimientos bruscos, podemos cantarle al bebé y hacerle masajes. Procurar que no le entre agua con jabón en los ojitos para que no le piquen y se enfade.

Otra idea es poner música relajante de fondo. Eso les estimula y les ayuda mucho a relajarse.

4. Productos especiales para bebés

Otra recomendación es usar geles, champús, cremas, esponjas de baño, etc… de bebés, ya que sus ingredientes suelen ser más naturales y más adaptados a su piel más sensible.

5. Juguetes de baño

Cuando se van haciendo grandes los bebés ya se interesan por el juego y es una buena idea añadir elementos con los que poder jugar y disfrutar en el baño. Un patito de goma, vasos, regaderas, incluso juguetes especiales para el baño harán de este rato una agradable experiencia sensorial de juego.

El otro día, gracias a Madresfera y Juguettos, recibimos este juguete de baño tan chulo. Es un barco pirata ideal para jugar con el agua y hacer que los más pequeños se lo pasen de maravilla.

Es muy chulo porque apretando un botón el cañón dispara un chorro de agua, el pirata se mueve girando el timón, entre otros.

6. Tener todo a mano

Antes de empezar el baño, es buena idea hacer un repaso rápido de todo lo que vamos a necesitar para tenerlo bien a mano y no tener que ir buscando lo que nos vaya haciendo falta. Eso incluye también tener cerca la toalla y la ropita que se pondrán después el bebé.

7. Siempre vigilado

Se recomienda llenar poquito la bañera porque siempre existe riesgo de ahogamiento. Por eso, el bebé o niño debe estar siempre vigilado por un adulto, no nos podemos fiar, basta salir un momento para que el niño se resbale y se pueda ahogar si la bañera está muy llena. O resbalarse y hacerse daño, cualquier cosa inesperada puede pasar si se deja al niño solo.

Espero que os haya resultado interesante este artículo, y sobre todo, que hagáis del baño un momento único y relajante ❤️

Saludos,

Mamitengounblog

@miriam_peralvarez

Primeros diez días con Martín

Hola!!!

Últimamente mamá tiene poco tiempo para pasarse por el blog y por las redes sociales, ya que Martín, mi hermanito, siempre está con mamá y a ella le gusta mucho pasar tiempo atendiendo sus necesidades y cuando tiene un ratito libre, lo aprovecha para estar conmigo.

Lactancia materna exclusiva

Martín nació buscando teta. Y así han sido el resto de días. Mamá dice que Martín y yo somos muy diferentes, porque yo también comía teta pero que luego me echaba una buena siesta en mi cunita y ella podía estudiar y hacer cosas. Pero con Martín es diferente. Dice que cuando come teta, luego solo quiere dormir en brazos de mamá. Si lo sueltas sea en la cuna, sea en el carro o en el sofá, llora de momento y vuelve a pedir más teta para asegurarse de que mamá estará con él.

Mamá dice que aunque la lactancia es bastante dura al principio porque es un poco dolorosa y reclama tiempo, es el mejor regalo que nos puede hacer, tanto por sus múltiples beneficios como por el amor, cariño y apego que implica la lactancia.

De momento Martín va ganando peso y eso es señal de que la lactancia exclusiva está funcionando. Una vez a la semana, mamá lleva al hermanito a la enfermera pediatra para un control de peso. Con el tiempo, ese control se hace de forma mensual.

Mamá intentó también darle chupete a ver si así calmaba un poco ese reflejo de buscar, pero no sirvió de nada. Martín no quiere chupete por el momento, y en parte mejor, ya que recomiendan no usar el chupete hasta que la lactancia materna esté bien establecida, que suele ser al mes de vida.

Paseos diarios

Desde que vinimos del hospital, mamá siempre saca a pasear con el carrito al bebé. A veces, si puedo y no estoy en el cole, los acompaño.

Algunas veces a Martín no le gusta el paseo y llora, pero normalmente va con los ojos bien abiertos, atento a los ruidos y movimientos del paseo, y otras va dormido y muy tranquilito.

Mamá dice que el paseo va genial tanto al bebé cómo para ella, que es una buena forma de despejarse y salir de casa y desconectar.

Soy el hermano mayor

Aunque ahora Martín es el centro de atención porque viene mucha gente que verle, a mí también me preguntan mucho sobre mi hermanito. Me dicen que si llora mucho, que si se porta bien, que ahora tengo que ayudar mucho a mamá,… La verdad que es todo nuevo y que la rutina o cosas que hacíamos antes han cambiado bastante. Mamá está mucho con el bebé y ahora es papá quién suele estar más tiempo conmigo. Por eso, y sin darme cuenta, a veces estoy más sensible, me enfado sin querer con más facilidad o necesito más a menudo besos y abrazos.

Tengo la suerte de que mis papás son conscientes de que no quieren que yo me sienta mal, por eso, intentan estar muy pendientes de mí. Me encanta cuando mamá no tiene al bebé y viene a darme un beso o a jugar conmigo en vez de irse a limpiar, cocinar o estar con el móvil. Y papá es la caña, se inventa juegos muy molones para que me lo pase en grande!

En resumen, los primeros diez días de Martín están siendo días de conocerse, organizar el tiempo y tareas, adaptarse a las nuevas circunstancias y siempre, disfrutando en familia, todos juntos, queriéndonos mucho y aprendiendo día a día.

Con una semana se le cayó el cordón umbilical, ¡¡estoy deseando ayudar a mamá a bañar a Martín!!

Me encanta ser hermano mayor, darle besitos y cogerlo cuando mami me lo da. ¡¡Es un muñeco!!

Saludos,

Mamitengounblog

@miriam_peralvarez

El segundo parto

¡Hola!

El embarazo de mamá terminó y concluyó con su parto. Ella os explicará todo lo relativo a ese día tan especial para nuestra familia.

Días antes del parto

Todas las noches notaba las típicas contracciones de Braxton Hicks y pinchazos en el útero, seguramente el bebé se estaba encajando. Pero dos días antes del parto, empecé a notar que esas contracciones eran algo más dolorosas y con otra duración. Por ese motivo, me bajé una aplicación del móvil de esas que te cuentan las contracciones y te hacen un registro. Entre las primeras había una diferencia de tiempo muy irregular, me podían dar dos contracciones cada diez minutos y la siguiente al cabo de tres horas. La noche previa al parto casi ni dormí registrando las contracciones que eran cada quince y diez minutos, pero igual se paraban durante una hora y rompían la regularidad.

La noche del parto

Aquella noche cocinó mi madre, hizo sopa y rodajas de merluza, una cena muy light pero que culminaba con una buena mousse de mascarpone con melocotón. Pues ya las contracciones eran más regulares, cada 7 / 10 minutos. Así que ya intuía que seguramente durante las próximas horas me tocaría ir al hospital. No pude ni probar el postre, algo dentro de mí hizo que se me quitaran las ganas de seguir comiendo ( y renunciar al postre, algo difícil de ver en mí).

Recuerdo que me acosté a dormir en la cama, estaba muy cansada, pero las contracciones impedían que pudiera hacerlo. Me senté en la pelota de pilates y ya las contracciones eran cada 5 / 7 minutos. Mi madre decía que espabilara para ir a urgencias, en cambio yo, me metí a darme una ducha caliente, llenar la bañera y relajarme un poco. Mi hermana me ayudaba a contar las contracciones mientras mi marido recogía las últimas cosas que nos hacían falta como el papeleo y la documentación.

Finalmente, y para que a mi madre no le diera un síncope al verme en su casa de parto, nos fuimos, dejando al peque ya dormido en su casa.

En el hospital

Llegamos al hospital casi a las doce de la madrugada. Nos hicieron esperar delante de la zona de parto casi una hora, algo muy extraño. Finalmente, una comadrona salió y nos dijo que estaba siendo una noche movidita, que en unos minutos entraríamos. Las contracciones en ese momento estaban siendo algo irregulares, y pensé que igual me había precipitado en ir a urgencias ya que las contracciones me daban cada 10 minutos, menos que en casa.

Cuando entramos, lo primero fue ponerme la bata y monitorizarme. Trini y Miriam, mis matronas, se presentaron y me hicieron sentir muy bien. Una de ellas se extrañó al ver que en media hora solo me dió un par de contracciones. Luego, me hizo un tacto, el cual, y para mi sorpresa, me dijo que estaba de 5cm. ¡¡5 centímetros??!! Pero si con Lucas ingresé estando de 2! Tenía la mitad ya hecha. También rompí aguas en ese momento.

Yo pensaba, como en mi anterior embarazo, que me pasarían a la sala de dilatación para seguir sumando centímetros, pero la máquina de las correas empezó a pitar y las comadronas empezaron a hablar cosas que eran desconocidas para mí. Me asusté un poco cuando pidieron a la ginecóloga que viniera a verme y me puso no sé qué medicamento. Luego me explicaron que había tenido tres contracciones tan seguidas que habían hecho bajar las pulsaciones del bebé a 60, algo que denominan sufrimiento fetal. Por esa razón, debía llevar puestas las correas en todo momento, impidiendo poder seguir con la dilatación en libre movimiento y tener que estar en cama y enchufada al suero en todo momento.

Pasamos a la sala de partos

La matrona me dijo que me pasarían a la última sala de partos libre, que todas estaban ocupadas porque habían más embarazadas pariendo. También me preguntó si quería ponerme la epidural. Le dije que mi idea era que no, pero que agradecería su opinión sincera porque esas últimas contracciones estaban siendo las más dolorosas que me habían dado nunca. Me dijo que me veía que aguantaba muy bien el dolor, que ella creía que mejor no ponerla porque acabaría de dilatar muy rápido. A la hora me hizo un tacto, yo estaba muriendo de dolor en cada contracción.

-Miriam, estás de 8 centímetros, créeme que estás a punto de ver a tu bebé -dijo.

Yo estaba muy cansada y no me veía capaz. Me dijo que probara a apretar cuando me diera una contracción. Yo probé pero me dolía mucho, ella me dijo que cuando estuviera de diez algo en mí me pediría empujar. Yo lo veía imposible, hasta que pasó. El último tacto y sí, estaba de diez centímetros y tenía que apretar. Ella me acomodó la camilla para que pariera semisentada y pudiera acomodar mis pies para empujar con todas las partes de mi cuerpo. Cuando venía una contracción, solo quería gritar, por eso pregunté si podía gritar. La matrona se reía y me dijo que podía hacer lo que quisiera. Y una nueva contracción llegó y hizo que conociera el dolor más intenso y profundo que nunca antes haya tenido. Y grité desde lo más profundo de mi ser para coger fuerzas y empujar.

-2 empujones más y tienes a tu bebé en brazos -dijo Miriam, la matrona.

Yo no la creía y no paraba de decir que no iba a poder hacerlo. Otro nuevo empujón en una nueva contracción hizo que ya me lo acabara de creer, ya que pude notar la cabeza de mi hijo. Tenía pelito.

-Alberto, ponte los guantes que me vas a ayudar a sacar a tu hijo. Dijo Miriam.

Otra contracción más, llena de fuerza y coraje, hizo que la cabeza saliera, y la matrona me pidió que empujara de nuevo, y que ya lo íbamos a sacar. Y un empujón desgarrador más y entre la ayuda de la matrona, mi marido y yo, pusimos al bebé en mi pecho.

Bienvenido bebé

Entre sudor, lágrimas, dolor, emociones y alegría, lo primero que hice fue besar a mi bebé y tocarle sus partes para ver si era niño o niña. Rápidamente, al notar una pertuberancia, mi instinto se confirmó y supe que tenía entre mis brazos a Martín, a quien no separaron de mí en ningún momento. Luego llegó el momento de sacar la placenta en una última contracción y los temidos puntos, ya que me desgarré, pero ya no había dolor comparable al que tenía momentos antes de conocer a mi nuevo amor. Él era mi mayor anestesia a los dolores post-parto.

El padre cortó el cordón umbilical y me hizo las primeras fotos con nuestro hijo, ya que esos momentos hay que inmortalizarlos.

La matrona me felicitó por mi valentía y esfuerzo, y me dijo que la última fue la primera. Fui la última a ingresar de parto y la primera en tenerlo. Ingresé a las 00:00 del 31 de mayo de 2019 y mi peque nació a las 03:47. ¡Menos de 4 horas de parto! Y con Lucas fueron casi 10… Ventajas del primero, imagino, y ganas de comprobar que la mujer es capaz de parir sin medicación.

El peque pesó 3,350 kilos y nada más nacer salió buscando teta, se agarró a la perfección y solo la suelta para dormir.

Y hasta aquí, la crónica de mi segundo parto, una experiencia mágica, inolvidable, pero dolorosa aunque reveladora.

Saludos,

Mamitengounblog

@miriam_peralvarez